Una piedra en el zapato

(2024)

En “Una piedra en el zapato” Oscar Formacio, a partir de sus impresiones, ensambla pequeños rastros de la materialidad del espacio y el vacío que ocupa Torre Andrade. En su práctica de observar la arquitectura, realiza un ejercicio plástico de construir un lugar imaginario, como un umbral que se dirige hacia una imagen sostenida por las distintas temporalidades y materialidades que están contenidas en un mismo sitio.

El vacío produce, engendra, articula, crea, consigna espacios; da lugar a entornos hasta entonces desconocidos. Pueden ser espacio residuales, donde en ocasiones habita lo precario, la vida, la creación, el ritmo. Un conjunto de factores que solo están a la espera de calor, de un gesto de ser recolectados o en su gesto opuesto de abandono. Habitar la grieta, esa hendidura, implica la posibilidad de vida en la imposibilidad de un lugar aparentemente lleno de vacíos, cubierto de abandono. Y en la retórica, un objeto contiene a otro, una forma de organizarse entre la vida y la voluntad de ser habitado. 

El deterioro de un tablón consumido por el tiempo, el ambiente y la falta de uso, se convierten en un ejercicio plástico, en un soporte para una variedad de piezas donde Oscar Formacio se deja guiar por las impresiones materiales que va teniendo del lugar y la ciudad que visita desde la ambigüedad que le puede generar un sitio que se acerca por primera vez a conocer.